Paseolab #2 | La posibilidad de lo común 

Simbiosis / Alejandra Ortiz de Zevallos

Río, 2021 Fotografía digital. Impresión por inyección de tintas sobre papel de algodón. 42 x 60 cm Edición de 3 US $ 375 + IGV. Más información.

Río, 2021 Fotografía digital. Impresión por inyección de tintas sobre papel de algodón. 42 x 60 cm Edición de 3 US $ 375 + IGV. Más información.

¿Cómo pensar lo común o desde dónde concebirlo? ¿Qué es aquello que permite imaginarnos más allá de uno mismo? Fuera de la historia [heredada] ¿existe algo que en el presente nos determine como sociedad o, acaso, como peruanos más allá del DNI? Ante la pregunta de si hay algo común que pudiese identificar a un grupo humano, Wittgenstein respondería que no, no hay nada. Aquello que lograse inducir algún vínculo entre las personas podría ser lo que el filósofo denominó “aires de familia”, que refiere a cierto parecido entre los miembros de un clan a partir de algunas relaciones. Y es que nada en el universo es igual a otra cosa, ni uno es el mismo en cada minuto que pasa. Para Toni Negri (2016) el común es siempre una producción, es naturaleza regulada o transformada, o simplemente producida. Por ello, el autor considera que el común es un recurso solo en la medida en que es producto del trabajo humano, en el marco del régimen capitalista inmediatamente atravesado por relaciones de poder. Por su parte, Judith Butler (2017) considera que es la vulnerabilidad lo que caracteriza a la humanidad, en tanto nuestra existencia corporal depende de sistemas de apoyo humanos como no humanos; es decir, necesitamos de otros para sobrevivir.

Mientras que la organización es el resultado espontáneo de la interrelación entre dos o más personas, ser peruano/a es algo que se está construyendo siempre. Es decir, no hay algo que defina la peruanidad de manera esencial, pero hay peruanidad en la práctica. No existe un modo de ser peruano, en tanto el ser está siempre en construcción, siempre en transformación. Resulta desacertado reducir lo común a una herencia histórica, pues esta es dada o adquirida culturalmente. Tampoco sería correcto reducirlo al pertenecer a un determinado territorio, pues las concepciones de tierra/territorio varían entre las diferentes visiones del mundo. Por ejemplo, la filiación que se tiene con la tierra en las comunidades indígenas desde su cosmogonía y las prácticas del buen vivir dista de la concepción de propiedad de Occidente o de la práctica extractivista. Entonces, bajo una herencia colonial que se ha empecinado en sostener brechas (sociales, económicas, culturales) y bajo un sistema neoliberal que nos ha impuesto la idea de que el individuo puede valerse por sí mismo, colocando la individualidad —disfrazada de independencia, emprendedurismo y autodesarrollo— como valor y debilitando la idea de comunidad, agrupación o gremio, como se ha visto a lo largo de la historia, cabe replantear la pregunta: ¿desde dónde se puede imaginar lo común?

La posibilidad de lo común es una muestra colectiva que —dividida en cuatro tiempos— propone abrir reflexiones en torno a la identidad y sus vínculos con el territorio y la historia desde cuatro propuestas artísticas que abordan las relaciones familiares; la historia como reconstrucción; la sabiduría ancestral de las comunidades indígenas; y el vínculo con la ciudad a través del tejido social.

En ‘Shipibo-konibo: diálogo con las plantas’ Florence Goupil (Lima, 1990) presenta una serie de fotografías que retratan los saberes y costumbres de diversas comunidades shipibo-konibo del departamento de Ucayali, alrededor de las plantas nativas. Las imágenes de Goupil no sólo presentan el amplio conocimiento de los/as curanderos/as shipibo alrededor de dichas plantas, sino también el estrecho vínculo de la comunidad con la biodiversidad amazónica, de la cual es protectora. Cada imagen relata la historia de uno de sus miembros, a la vez que alerta del peligro que corre tanto la medicina tradicional como la comunidad misma a causa de la condición de vulnerabilidad en la que se hallan por el abandono del Estado, así como por los estragos de la pandemia.

Luisa Fernanda Lindo, Marzo 2021.

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Butler, Judith (2017) “Vulnerabilidad corporal, coalición y la política de la calle” en Nómadas 46, abril 2017. https://bit.ly/3toJQ5t

Negri, Toni (2016) “El común como modo de producción” en revista Transversales 38, agosto 2016. https://bit.ly/3cH2TkC

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Alejandra Ortiz de Zevallos (Lima, 1995)

Estudió Escultura en la Facultad de Arte y Diseño de la PUCP. En 2019 participó en la muestra colectiva Reeducación en la sala Winternitz de la PUCP. En el 2020 ha formado parte del colectivo Entre-ríos, donde participaron distintos artistas de Latinoamérica. En el mismo año realizó una residencia en ANDAMIO. Actualmente es docente de Arte y se encuentra diseñando un taller participativo de tejido y trenzado de fibras naturales.

Canales, 2021 Bordado en tela de yute 127 x 89 cm US$ 700 + IGV. Más información.

Canales, 2021 Bordado en tela de yute 127 x 89 cm US$ 700 + IGV. Más información.

Regresar I y II, 2021. Trenzado andino con fibra de carrizo 120 x 60 x 40 cm / 80 x 50 x 40 cm US $ 700 + IGV / US $ 600 + IGV US $ 1,200 + IGV (ambos). Más información.

Regresar I y II, 2021. Trenzado andino con fibra de carrizo 120 x 60 x 40 cm / 80 x 50 x 40 cm US $ 700 + IGV / US $ 600 + IGV US $ 1,200 + IGV (ambos). Más información.

Instante Líquido, 2021 Impresión por inyección de tintas sobre papel de algodón Ultra Smootha partir de dibujo a lápices de colores 30 x 18 cm Edición de 3 US$ 120 + IGV. Más información.

Instante Líquido, 2021 Impresión por inyección de tintas sobre papel de algodón Ultra Smootha partir de dibujo a lápices de colores 30 x 18 cm Edición de 3 US$ 120 + IGV. Más información.